ActionCOACH María Inés Morán
En el deporte se observa, de manera dramática,
cómo, el pobre desempeño de un miembro del equipo, puede echar al cesto de la
basura el esfuerzo de entrenamiento de semanas, meses, o quizás años, de todo
un grupo de personas.
De igual manera, en tu empresa, un solo
empleado puede lanzar por la borda un trabajo de selección, entrenamiento y motivación,
de todo el equipo y, en definitiva, es
una de las maneras en que puedes llevar tu empresa a la quiebra.
Quiero que conozcas la historia de Omar, un
exitoso abogado tributario con el cual coincidí en un evento de Networking
justo en Monterrey, donde aprovechó para explicarme el problema que lo aquejaba
desde hacía algunos meses.
Hasta hace poco, su oficina funcionaba de
manera satisfactoria, el equipo de apoyo era tenaz y responsable a la hora de
formular los casos, preparar los informes, y llevar a cabo las entrevistas e
investigaciones que suceden en un despacho de abogados. Lamentablemente la
coordinadora general de su despacho, se mudó de la ciudad y Omar la sustituyó
por una joven prometedora que había sido recomendada por un gran amigo de la universidad.
Pero la nueva jefe de oficina, aunque conocedora
del trabajo y de tener excelentes calificaciones profesionales, por su
personalidad, prefiere ceñirse estrictamente a las obligaciones sobre las que
la instruyeron, negándose a hacer cualquier tarea que deba ser realizada fuera
del horario de oficina, o como consecuencia de la urgencia del momento, incluso
rechazó un curso de mejoramiento porque
debía realizarse fuera del horario de trabajo. Por si fuera poco, ha
ensombrecido el ambiente con comentarios poco profesionales y, en general, el
equipo ha disminuido su productividad, y motivación.
¿Cómo de ser un bufete exitoso, se convirtió en
una oficina llena de habladurías y errores? Por increíble que parezca una sola
persona basta para hacer retroceder la productividad de tu negocio.
En ocasiones el empleador no coloca el peso que
se requiere en el proceso de selección de los empleados de la empresa, y esa
falla en la estrategia gerencial puede producir verdaderos quebraderos de
cabeza. Por tanto no escatimes esfuerzos en hacer el mejor proceso de selección
posible y si tienes dudas sobre si algún prospecto a empleado pueda ser el
adecuado o no, pues escucha tu intuición y ¡deséchalo! Contrata sólo a aquel
que te satisfaga completamente.
De igual manera, el entrenamiento y los cursos de
mejoramiento son los que garantizarán
que tu equipo siga creciendo. Aquí también aplica la premisa de que lo que no
crece comienza a morir, por tanto, si tus empleados no están envueltos en un
proceso de mejora continua, pueden estar estancados y haber comenzado a
hibernar junto a tu empresa.
Muchas veces, a pesar de cumplir con una
correcta selección y tener a la disposición recursos de mejoramiento
profesional, se da el caso de personas que demuestran incompetencia para
realizar su trabajo, ya sea por tener una actitud inadecuada, por falta de
habilidad, o de ambos, en ese caso, se debe pensar en el equipo completo y ejecutar
los cambios a los que hubiera lugar para el bien de todos.
El caso de Omar se resolvió de una manera
satisfactoria: al sustituir a ese único empleado problemático y contratar una
persona eficiente que valora las oportunidades para crecer y aprender.
Sin embargo, a veces la solución no resulta tan
obvia ni tan sencilla. Puede haber más de un empleado que no esté retribuyendo
a su empleador con el cien por ciento de su esfuerzo y dedicación. La gerencia
debe tener las capacidades para saber reconocer, lo más rápidamente posible,
esta situación y tomar las correcciones de manera inmediata. La sabiduría
popular nos recuerda que “una manzana
podrida en el saco daña a las demás”
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