ActionCOACH Lic. María Inés Morán
Suele
suceder que asuntos relativos a nuestro
trabajo, la familia o
la salud,
nos causen algún tipo de preocupación. Es un desasosiego que te lleva a pensar
que las cosas sucedan como no lo deseas. ¿Te sucede con frecuencia?, debes tomar
cartas en el asunto para minimizar aquello que te causa preocupación y te
paraliza.
Este
sentimiento de turbación, está íntimamente relacionado con la capacidad para
controlar los eventos que te preocupan. Mientras menos puedas influenciarlos,
mayor podría ser tu preocupación.
El
escritor Wayne Dyer en "Tus Zonas Erróneas", nos ofrece algunas
claves para entender por qué preocuparse también ocasiona dividendos emocionales que es necesario
identificar:
- Ganas atención y compasión externa que implica un grupo de gente a tu alrededor actuando de manera benévola hacia ti.
- Contribuye a justificar comportamientos perjudiciales pero que otorgan placer inmediato: Al estar preocupado, te permites comer en exceso, fumar, beber o quedarte acostado en cama.
- Favorece que pospongas la toma de decisiones, es decir, te pone en un estado de procrastrinación porque la preocupación es paralizante.
Pero
aunque es una emoción muy humana, las
personas que toman el control de su vida asumen
inmediatamente una actitud de acción y ocupación, en cuanto surge alguna
preocupación. En dos palabras: ante la
preocupación hay que planear, controlar, decidir y aceptar que no puedes
controlar todos los acontecimientos de tu vida, aunque si minimizar sus
impactos.
Tuve
un cliente que era un gran emprendedor, bullía de ideas y mejoras contínuas para
su Startup,
pero había desarrollado el hábito de la preocupación: Durante el año tenía
varios proyectos muy prometedores, pero justo antes de ponerse a trabajar, su
ánimo se llenaba de angustia y comenzaba a quejarse ante mí que debía trabajar muy arduamente, que podía
cometer errores garrafales en el proceso de cristalizar sus ideas y eso
consumía gran parte de su energía en cuerpo y alma, minaba su confianza, esa
angustia era parecida a un
mosquito que le chupaba la vitalidad.
Te
pregunto, ¿crees que sus sentimientos apoyaban el disfrute de construir su
negocio o alegrar su vida? La respuesta es no, y lo que hicimos fue ocuparnos
de planear los pasos, anticipar que podría salir mal, hacer diagramas de flujo
de los procedimientos necesarios, en conclusión, gestionamos los procesos que
debe seguir en cada proyecto y eso disminuyó en gran manera la incertidumbre
que alimenta la preocupación. Minimizar
la incertidumbre es la mejor manera de ocuparte de alguna preocupación.
Todo aquello que
pensamos, bueno o malo, define nuestra actitud, nuestras acciones y, al final,
quienes somos. Haz
de cuenta que hoy despertaste sin preocupaciones y con muchas energías para ocuparte, cada
día, para lograr aquello que siempre has soñado, minimizando los obstáculos en
tu camino.
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