Actioncoach Lic. María Inés Morán
Nuestras
raíces latinoamericanas tienen muy arraigado los roles de los géneros, y, en
materia de trabajo, lo común es que el hombre sea quien asuma el rol de
proveedor en la familia. Pero, cada vez más a menudo, las mujeres contribuyen
activamente a la economía del hogar y, en
oportunidades, sus ingresos son
más altos que los de su pareja. ¿Esa circunstancia afecta la relación?
No
voy a referirme a aquellas personalidades, del hombre o la mujer, que
patológicamente detentan procederes irresponsables frente a las actividades
económicas, sino de las normales vueltas de la vida en la cual, las mujeres
pueden, en un momento dado, ser el sustento material de la familia.
Hay
estudios que apuntan a que los problemas económicos terminan metidos en la cama
conyugal, más aún, si se ven como una amenaza a la capacidad masculina de
proveer. Esta circunstancia, la mayoría
de las veces, influye en la relación de
la pareja e, incluso, se relaciona al índice de divorcios.
Te
pregunto, ¿un matrimonio donde la mujer gana más está condenado al fracaso? No
tiene por qué ser así, la solución se encuentra en cómo cada pareja enfoque los
ingresos del hogar y depende si el dinero se convierte en una herramienta de
poder y subordinación o en el medio necesario para disfrutar de holgura para el
hogar y el disfrute en común.
Este tema no puede convertirse en tabú entre las parejas, por el contario, incluso cuando el noviazgo se torna más formal, hay que conversar abiertamente y plantearse el uno al otro lo que implica el que la mujer pueda aportar mayores recursos a la sociedad conyugal. ¿Qué sentirías si yo gano más que tu?. Esa pregunta fue el comenzar de una de mis sesiones de coaching a una pareja comprometida en matrimonio, donde ella, era una destacada profesional de libre ejercicio en el Derecho Tributario y él estaba tratando de levantar una pequeña empresa de autopartes.
Este tema no puede convertirse en tabú entre las parejas, por el contario, incluso cuando el noviazgo se torna más formal, hay que conversar abiertamente y plantearse el uno al otro lo que implica el que la mujer pueda aportar mayores recursos a la sociedad conyugal. ¿Qué sentirías si yo gano más que tu?. Esa pregunta fue el comenzar de una de mis sesiones de coaching a una pareja comprometida en matrimonio, donde ella, era una destacada profesional de libre ejercicio en el Derecho Tributario y él estaba tratando de levantar una pequeña empresa de autopartes.
Así
como en el negocio requieres de un equipo compenetrado para lograr el éxito, en
las relaciones humanas las parejas deben formar una fórmula ganadora con todo el cúmulo de trabajo y responsabilidades
que conlleva vivir juntos y levantar una
familia. Lo importante es que no se pierda la admiración mutua a causa
de los roles económicos que de manera temporal o permanentemente puede
desarrollar una de las partes.
Si
tu esposa es quien está aportando económicamente la mayor parte al hogar, y eres de los que no se sienten
cómodos con esta situación, debes aprender a identificar racionalmente esos
temores culturales y, por el contrario. sentirte orgulloso de los logros que ella
ha obtenido.
Tu
eres su compañero, su fortaleza emocional, son el equipo que comparte todas las responsabilidades más allá del
ámbito laboral y ese es un papel imprescindible para que tu mujer pueda cumplir
cabalmente sus obligaciones. Aunque ellas reflejen una personalidad exitosa,
fuerte e independiente, no quiere decir que haya perdido su femineidad, al
contrario, necesita de amor, atención,
reconocimiento y apoyo de tu parte.
Así mismo,
tú, que estás ganando más que tu
esposo, nunca debes olvidar que el respeto es el cimiento de toda relación y
ese sentimiento no puede circunscribirse a quién es el que más provee, porque equivaldría a que ciñas el amor a la
posibilidad de otorgar satisfacción económica.
Te
menciono algunas reglas mínimas de convivencia para mantener una relación
saludable cuando en el matrimonio es la mujer quien descolla en los negocios:
- La comunicación y el sentido de equipo. Hay que hablar y negociar abiertamente sobre los sentimientos que genera el cambio de los roles tradicionales u otros aspectos que puedan estar produciendo molestia en una de las partes.
- Hay que celebrar la realización personal de la mujer, pero también alabar los logros que el esposo ha tenido. La admiración entre la pareja juega un rol importante: hay que reconocer ante terceros y, sobre todo, ante los hijos, los aspectos que admiras de tu pareja. No hay que ser mezquinos en halagos mutuos.
- Los familiares o amigos no deben enterarse, ni siquiera por "bromas", que ella es quien tiene mayores ingresos económicos, ese tema debe ser absolutamente inexistente en las conversaciones sociales.
- El tema de quien gana más, tampoco puede usarse de argumento en las desavenencias conyugales. No resulta saludable colocarle sal a las heridas...
- Hagan una cuenta para gastos comunes, donde tu pareja no tenga que pasar por la necesidad de pedirte dinero.
El
amor y el respeto es el arma más poderosa entre las parejas. Recuerda que hoy
es ella quien gana más, pero la situación podría cambiar en cualquier momento,
por tanto, no permitas que los ingresos económicos se conviertan en instrumento
de dominación. Por el contrario, mantén en su justa dimensión lo que ello
significa: es un medio para encontrar la
solvencia y la tranquilidad económica, para disfrutarla con las personas que amas.
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