ActionCOACH María Inés Morán
¿Qué tan viejo te sientes?¿Que tan anciano eres? He
visto ancianos de 50 años de edad y
personas muy jóvenes a sus 75 primaveras y eso depende de qué tantos planes y
expectativas tengan en sus vidas y cómo se visualicen a sí mismos.
Según una investigación de la Universidad de La
Rioja, hace tan solo 100 años la expectativa de vida media de la raza humana
era de unos 40 años, ahora es común que
pasemos de los 75 años, de modo que tenemos el doble de vida que disfrutar que
en la época de nuestros abuelos.
Piénsalo: estar en la edad en que las sienes se nos
llenen de hilos plateados, nos ofrece una mixtura única de experiencia y
fortaleza que podemos aprovechar para iniciar nuevas actividades, un deporte,
negocios, inversiones. Porque, además de la experiencia que tenemos, nuestro
cuerpo goza de una salud que en décadas anteriores era impensable. ¡Nos vemos y
nos sentimos jóvenes todavía!
Fíjate
que el fundador Kentucky Fried Chicken, Harlan Sanders, comenzó ese negocio con
65 años; la Nobel de Medicina, Rita
Levi-Montalcini quien falleció a los 103 años, tenía una agenda muy ocupada
durante su última década de vida, con entrevistas, discursos y apariciones
públicas; Lee Iacoca, a los 75 años, introdujo en el mercado las bicicletas
eléctricas; el cineasta explorador del océano, Jack Costeau, comenzó a dar
asesorías relacionadas con el Medio Ambiente a las Naciones Unidas a sus 82
años. ¡Nunca es tarde para comenzar tu negocio o llevar a cabo tu plan de
vida!. La sociedad nos ha enseñado que luego de "cierta edad" ya no debes tomar riesgos, pues no es la edad lo que determina eso, sino tu espíritu aventurero. Mi mamá -hoy con sus saludables 92 años- cuando tenía ochenta años, me confesó que todavía tenía esperanzas de cumplir uno de sus sueños que era dar un paseo en helicóptero y dos años después pudo hacerlo realidad, otra prueba más de que no importa la edad que tengas, no debes dejar de tener una meta, unos planes, un sueño por cumplir.
¿Vas a sentarte a esperar la mitad de tu vida? La
llamada "edad de oro" es propicia para, ya que has cumplido con
varias etapas familiares y laborales, completes esos sueños que has estado
posponiendo. Nunca es tarde para emprender,
pero no te dilates mucho, ya que otros se te adelantarán.
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