ActionCOACH Lic María Inés Morán
Seguramente
has conocido personas que son el alma de la fiesta, tienen amplios círculos de
amistad y, en general, tienen una vida social y emocional equilibrada, aunque
no triunfen en otros aspectos. También se da el caso de intelectuales,
empresarios u otra gente que exhiben un alto grado de inteligencia pero no les
es posible sostener relaciones sociales o familiares saludables. ¿Quién de los
dos grupos es más inteligente?.
Pues, si la
inteligencia es la capacidad para resolver problemas, entonces la persona con
un alto cociente intelectual, sería la que más triunfos exhibiría. Pero la práctica
nos ha demostrado que el éxito en la vida emocional no está necesariamente
ligado al éxito en otros aspectos de la vida.
Hace apenas
20 años, Daniel Coleman dió a conocer algunas claves que nos ayudan a
comprender esta dicotomía del éxito personal/emocional, a través de su libro
"Inteligencia Emocional”, y nos hizo vislumbrar que una cosa es el
coeficiente intelectual, que consiste en la capacidad para procesar
información, entenderla y aplicarla en la resolución de situaciones, mientras
que otra cosa, muy diferente, es tener la suficiente compresión de las
emociones para manejarlas, entenderlas, y trabajarlas de modo que se logren
resultados positivos en la interacción social.
¿Pero qué
tiene que ver todo esto con los negocios?...Mucho!!. Los negocios, aun el más
tecnificado, es manejado por personas, lo que quiere decir que están
involucrados sentimientos. Y los
sentimientos gobiernan casi el 80% de las tomas de decisiones.
En el caso de las ventas, la conocida estadística refleja que el
80% de ellas se hace en forma emocional y sólo el 20% en forma
lógica.
La buena
noticia es que ambas inteligencias pueden desarrollarse con voluntad y
determinación. Lo lamentable es que he visto muchos buenos negocios y amistades
valiosas fracasar por la carencia de herramientas emocionales de una o ambas
partes.
Uno de los
códigos emocionales que me ha dado mayor resultado es llevar a cabo una
discusión basándome únicamente en el debate de ideas, desterrando por completo
cualquier referencia personal de descalificación. Esta simple regla es poderosa
porque evita que se produzcan heridas innecesarias en la relación.
A veces nos
dejamos llevar por la ira o el momento, pero si hay algo que se debe evitar es
traspasar límites, dentro de la relación, que pueden ser irreversibles, donde aunque
se supere el inconveniente, ya las cosas no vuelven a ser lo mismo.
Las
emociones de los demás son muy importantes, hay que tratar de comprenderlas y
respetarlas, el "colocarse en los zapatos del otro brinda una perspectiva
que puede ayudar" a tomar mejores decisiones.
La ira, enojo,
frustración, tristeza, impotencia, ansiedad, son, en la mayoría de los casos, el
catalizador de malas decisiones.
Con un poco
de interés y atención hacia las emociones es posible detectar las diferencias
en los estados de ánimo, captar las
intenciones que hay detrás de las emociones expresadas y, lo más importante,
aprovechar esta herramienta para tener una vida más plena, feliz y exitosa.
En
definitiva, cada vez que estés en una situación difícil, tanto en lo personal
como de negocio, pregúntate: ¿Qué es lo mejor que puedo sacar de esta
situación?, ¿Qué hay de positivo en esta situación tan negativa?, ¿Cuáles
son los mejores sentimientos que me pueden apoyar para sacar adelante esta
situación? ¡Utilízalo para ser mejor y apoyar a los demás, para brillar por
dentro y alumbrar a todos a tu alrededor!
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