ActionCOACH Lic María Inés Morán
Suelo
reunirme con una antigua compañera de universidad con quien, a lo largo de los
años, he desarrollado una profunda amistad. Es una persona con mucha disciplina
laboral, cumpliendo los plazos acordados con los clientes de su empresa
importadora de materiales de oficina. Pero no demuestra la misma conducta en
sus hábitos alimenticios y, a lo largo de los años, he visto como, poco a poco,
va ganando peso.
Durante
una de nuestras conversaciones, se notaba realmente cansada de su aspecto, pero
se quejaba que poco podía hacer al respecto ya que tenía "herencia de
sobrepeso familiar" y me brindaba como ejemplo que su mamá había
desarrollado una obesidad casi mórbida. También se lamentaba de su pobre
disciplina cuando de dietas se trataba. Al tratar de conocer un poco sobre su
nutrición, se declaró anti vegetales. "Las ensaladas y yo nunca tendremos una
buena relación, no nos llevamos bien", me dijo como si hubiese sostenido
conversaciones desagradables con las lechugas.
Definitivamente
mi amiga María Gracia, no había dimensionado la manera cómo se estaba
etiquetando en ciertas áreas, y el impacto que eso tenía en su vida, porque
aunque demostraba gran diligencia en su trabajo, prefería buscar excusas antes
que decidirse a asumir su salud con la misma responsabilidad con que abordaba
su exitosa empresa. Y tú, ¿Tienes algún aspecto de tu vida que también te
preocupa? ¿Quizás tienes vergüenza para hablar en público?, ¿Te calificas como
una persona distraída y te ha causado problemas?
La manera como
expresas tus pensamientos es poderosa,
el modo en que verbalizas lo que tienes en tu mente denota no solo lo que piensas,
sino muchas otras cosas, tales como si te sientes derrotado ante lo que hablas,
o si estás dispuesto a superarlo. No creas que se trata de fórmulas de cortesía
o buen hablar: al pronunciar lo que
piensas, estás reafirmando a tu consciente e inconsciente estos conceptos,
se convierten en una especie de tatuaje que te acompañará, y mientras más lo
digas, más lo creerás y actuarás en consecuencia.
Cuando
formulas tus ideas, ¿las enuncias de una manera capacitadora? Cuando tomes la decisión de cambiar aquel
hábito que te molesta, debes también modificar tu pensamiento y verbalizarlo de
otra manera, que te faculte y te lleve a la acción. En cuanto María Gracia
comprendió que era disciplinada selectiva y que tenía todo lo necesario para
bajar de peso, comencé a escucharle frases como "hasta ahora no he sido
disciplinada con la comida pero yo soy muy tenaz en otras areas de modo que sé
que soy capaz y no volveré a tener sobrepeso".
Vigila tus
pensamientos y empieza a cambiarlos desde el origen, transmítelos con un lenguaje que
te habilite, reencuéntrate con tus capacidades y verbalízalas. Al expresar el cambio de un paradigma desde
tu consciente, haz que sea un mapa de ruta incluso de forma inconsciente. Tu
voz es poderosa, ¡úsala para tu bien!
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